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Io shoi periodishta
"La gente de los medios es la peor", no se equivocaron mucho cuando me lo advirtieron. Disculpen compañer@s, no pretendo generalizar y sé que dentro de lo peor hay algun@s sin conciencia pero "mucho corazón". Por supuesto yo entro en las categorías bajas, de lo contrario no estaría escribiendo esto (dígame usted ¿qué clase de profesional quemaría a sus colegas de tal manera como me dispongo a hacerlo en las próximas líneas? Si le ha ganado el morbo, siga leyendo).
A lo largo de la historia algunos grandes monstruos urbanos famosos han sido: el coco, el señor del costal, el porro, el granadero/policía y el periodista. Este último muy de moda. Cómo no ser tan temido cuando solo basta una pluma, un teclado, papel, imagen y sonido para crear o destruir. Aquí entre nos, no somos tan mal@s. Siempre obedecemos a un fantasma mayor llamado "verdad" y la verdad, nadie sabe dónde se esconde. Sin embargo, hay raros especímenes escondid@s entre nosotr@s. El lunes me encontré con uno.
Vestido con pantalón café, camisa blanca y chaleco beige (sujeto A), se tambaleaba en su silla discutiendo mientras otro trataba de mantener la vista fija (sujeto B) y el tercero caía rendido en los brazos de Morfeo (sujeto C). Tenían público, seguro nadie había visto tres hombres tan raros. Mejor dicho, nadie los había visto a las 8 de la noche en un café en pleno centro de la ciudad. Frente a tod@s, su plática varia entre el amor, la política y la cerveza. Sujeto A regaña arrastrando la voz a Sujeto B por haber bebido tanto, Sujeto B solo baja la cabeza, Sujeto C ronca.
Cuando se cansaban iban alternadamente al baño dando tumbos entre las mesas. Tirando ceniceros, empujando sillas, disculpándose por su estado. Llega un grupo de extranjeros al café quienes son acosados por Sujeto A con el clásico "che boludo". Aun no entiendo por qué si los visitantes eran más bien franceses. Sujeto B se cae del asiento, tira una escultura del lugar. Acuden meseros a recoger la obra olvidando a Sujeto B quien no puede pararse (escena que ahora me recuerda a Metamorfosis de Kafka). Sujeto A indignado alega no haber causado desperfecto alguno, además han olvidado su amistad con el dueño, además es periodista por lo tanto, influyente. Meseros se llevan la escultura, Sujeto B logra levantarse. Sujeto A no se ha dado cuenta que nadie lo escucha. Sujeto C ronca.
Al parecer regresa la calma. Grave error. Sujeto A toma su cerveza, sin pedir permiso se sienta a un lado de M mientras nos decía lo bellas que le habíamos parecido. Horror, el ataque del monstruo periodista. Dos o tres intentos de piropos desde "lindas damitas" hasta el patético "hembras las amor". Justo cuando me voy a parar a vomitar, decide irse él primero. Sujeto B también se levanta pero en dirección contraria. Él prefiere regresar a los instintos primitivos y usar una de las jardineras de la plaza de Las Rosas como sanitario. Sujeto C ronca. Tras algunas horas de ataques intermitentes del monstruo periodista hacia las mesas, deciden que han bebido demasiado y es hora de marcharse, se despiden de tod@s agradeciendo la paciencia que le hemos tenido, grita "arriba Veracruz" "arriba el Morelia" " haz patria y mata un chilango" pero sobre todo, grita un "io shoi periodishta" que me ha dejado con la boca abierta. No porque nunca hubiera visto uno, sino porque ahora lo entiendo todo. Se van abrazados y sin pagar la cuenta. Según cuentan, no es la primera vez. No olviden su amistad con el dueño, por favor.
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