jueves, 29 de enero de 2009

Vox

Vamos caminando, yo tremendamente encabronada porque no es como yo espero que sea, porque no cumple mis berrinches ni cede a mis desplantes. Èl sabe lo que estoy pensando y hace parecer que no le importa, le gusta verme rabiar... Habla, hace bromas, sueña mucho, muy alto y me enojo todavía más porque él vuela, mientras yo tengo ganas de volar.

No se acerca ni lo más mínimo a lo que yo estaba acostumbrada. Con eso, es capaz de deshacerme con la primera mirada, de hacerme tropezar con las palabras, en el tiempo donde estamos me ha provocado el mayor de los enojos, la risa más fuerte, la ternura más cursi, las lágrimas más dolorosas.

Jamás me ha dicho princesa, pero me dice bonita y peor... sabe que me gusta. Me ve roja de coraje y encuentra la frase correcta "pinche trompuda... me encantas".

Tiene la capacidad de hacerme temblar, no teme a mi lado infantil aún cuando me acueste en la alfombra de cierta tienda departamental para jugar, de repente me vuelve su cómplice de travesuras, otras veces discute conmigo de política porque resultó ser de derecha, dice ser completamente ateo pero lo he visto tener fe, criticamos juntos a los amigos y siempre tiene buenos chismes para el camino. Me cuenta de su música y yo de mis historias.

Nunca lo supo pero U2 se me hace completamente empalagoso, Soda ya pasò y Bunbury es un engreído drogadicto que apenas articula las frases. Bien, puedo soportarlos porque son su mundo, porque los tiene pegados a la pared.

Me gusta, lo veo con sus lentes negros, su 1.85 metros de estatura y esa pose de "soy capaz de matar a cualquiera que sea capaz de voltear a ver a MI vieja" (porque además soy su vieja).

Y pienso en las noches que me ha regalado platicando, el amor de sus manos para acariciarme, los cuidados que tiene para mí cuando me siento enferma, su manera de abrazarme cuando vemos la tele, esa manera de sonreir cuando me mira, los planes que tenemos juntos.

Hago en ese momento LA pregunta:

- ¿De verdad, por què no puedes ser un novio normal?

No voltea a verme, otra vez sabe mi reclamo, creo que interpreta mis silencios mejor que cualquiera...

- Na, te aburrirías

Gulp, tiene razón.

Entonces tomo más fuerte su mano, hago un guiño y saco la lengua. Eso es sentir. Todo está bien. Sabemos cuánto nos amamos. De vez en cuando, el cielo nos regala corazones:



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