viernes, 3 de octubre de 2008

Paranoia

“Mamá, mamá en la escuela me dicen loco” “¿Quién te dice?” “Las ardillas…” ¿Buen chiste no? Es algo viejo, muy usado. Una situación un tanto extraña, puede leerse como un absurdo… quizá. Es precisamente en el quizá donde abundaremos.

Vamos a cerrar el capítulo septiembre con esto de la paranoia. De acuerdo a los psiquiatras, es una enfermedad caracterizada por desarrollar ideas falsas. Generalmente l@s paranoic@s suelen tener miedo al entorno o a otras personas. Todo les puede resultar amenazante o peligroso. Es una enfermedad manifiestada en la edad adulta, pero se cree que se origina en la infancia cuando las personas que la padecen empiezan a atribuir a factores externos sus propios fracasos y sus sentimientos negativos reprimidos. Si bien el miedo es parte del instinto, hablamos de un aprendizaje respecto al exterior. Digamos que si un niño completamente “normal” no es enseñado a ser responsable de sus errores (como no acercarse a la olla caliente o no meter la mano debajo de la reja), más fácilmente entenderá que son l@s otr@s quienes pueden hacerle daño. Ojo, no estoy generalizando. Existirán miedos creados por hechos completamente fortuitos. Sin embargo la paranoia irá más allá. No es solamente miedo, sino que resulta infundado.

“Las personas paranoicas echan la culpa a todos y a todo de sus propias fallas, lo que también es una forma de autoprotección para no reconocer ni lidiar con impulsos, problemas o responsables”. ¿Suena conocido? Mi jefe me odia, el conductor de adelante busca taparme el paso, tú estás mal, vienen a atacarnos, ¿qué me ves?, el gobierno me roba…

Si, tod@s nos vemos reflejad@s. No conforme con esta tortura de aceptarnos no tan cuerd@s como quisiéramos, todavía podemos clasificarnos. Si usted no se ha encontrado, le propongo eche un vistazo ya que existen diferentes tipos de paranoia: celotipia (¡Tu me engañas!); erótico (quiere conmigo…); delirio de grandeza (¡Soy lo mejor!); delirio de persecución (¡Viene tras de mi!); delirio somático (¡Tengo cof un dolor cof cof muy fuerte cof en el estómago cof cof cof); delirio indeterminado, quien se encuentre en dos o más clasificaciones.

Estamos entonces en una sociedad llena de miedo. Sobre todo con aquello de la delincuencia, los atentados y el peligro real al que nos enfrentamos a diario. Sin embargo no es justo enfermarnos de paranoia (suficiente tenemos con la propia). Es decir ¿para qué generar temores infundados? ¿por qué contagiarnos de desconfianza? El ser humano es social por naturaleza, entonces sería contra natura romper lazos. No, señor@s, el-la otr@ no es enemig@. No importa su condición en este planeta. Para eso nos sirven los valores y conste que no tengo ánimo de ponerme moralista.

Hoy debemos aprender a confiar en l@s demás. Las relaciones se hacen mas profundas y sinceras a medida que les dedicamos tiempo y nos arriesgamos a ser como somos, compartiendo con los demás sinceramente lo que pensamos y sentimos, animándolos a hacer lo mismo. El humor y la risa influyen directamente en nuestro estado de ánimo y autoestima. Es importante cultivar el buen humor y aprender a reírse de uno mismo. Ahora bien, dejar a un lado prejuicios, tomar las precauciones necesarias para conservar el bienestar (propio y social), pero sobre todo relajarnos sabiendo que hay situaciones en que no tenemos injerencia alguna, puede que sean alternativas para vivir menos estresados.

Allá afuera el mundo no es tan malo. Créanme, me lo dijeron las ardillas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

allá fuera el mundo es mejor. lo sé. a mí también me lo dijeron las ardillas. Beso,