
Sumemos la cosquilla que siento en el estómago, siempre pasa así cuando vuelvo del DF. Logra provocarme ciertas ganas de saltar, no tengo idea hacia dónde, sino simplemente saltar...
(Entiendo que por eso solían resultar tan peligrosos mis viajes) Pero esta cosquilla, es un buen augurio.
Las cosas cambian, la vida fluye, debo moverme con ella. Sin embargo esta noche es necesario soltar el cuerpo, cerrar los párpados, comenzar a tener dulces sueños... Acostándome de cualquier lado, no me pongo exigente. Si no logro caer en brazos de Morfeo, le mandaré mis cien ovejas latosas para que las cuide él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario