sábado, 23 de junio de 2007

En periodo destructivo...

Dicen que 50 días antes del cumpleaños uno entra en periodo destructivo. Supongo que mucho más cuando se va a cumplir el cuarto de siglo, en esas ando. Y ya escucho a dos que tres diciéndome "no mames pinche bicho (o torreblanca en su defecto), tu y tus complejos. A mi no me pasa nada". Saute ha encontrado a esta etapa el mejor término: "la torreblancrisis" jajajajajajajaja. Total que no se si sea por el cumpleaños, los centímetros de más y las ganas de menos. Aquí la vida sigue ¿Y luego?

Tengo dos vasos vacíos y uno lleno (ganan por mayoría los primeros), una cama improvisada en mi dos por dos-cabina de ventas (que no de radio), un escarabajo amenazando estrellarse en mis lentes, un fantasma sin voz y mucho sueño. Entre todo eso, esa vieja sensación de que es hora de crecer. Aquí vamos de nuevo...















**Nota desesperada: a quien haya recibido esta nota al mar, comuníquese. Sin retroalimentación no existo, no colabores a mi dilema interior.

jueves, 14 de junio de 2007

Qué es un oseque??

A diario un oseque hace de las suyas. Se esconde hasta por debajo de las piedras. Está enrareciendo el aire. Cualquiera podemos ser presa fácil. Sólo basta con estar en el lugar incorrecto a la hora incorrecta. Un oseque es cauteloso en su forma de actuar pero no por eso menos vil (aunque a veces sea simplemente adorable). Su forma de actuar es igual de impredecible, nunca está cuando se le necesita o por lo menos no aparece rápidamente. Él prefiere la espontaneidad, el factor sorpresa. Cuando encuentra a alguien distraído, un oseque se apodera de su piel; se mete por los poros, le da otros aromas al escenario, lo maneja como se le de la gana (puede agregar o quitar elementos según sea el caso) finalmente, llega a los ojos donde actúa de la manera más cruel y despiadada: un oseque pinta la espera.
De tal manera, un oseque puede causar la mayor felicidad jamás vivida o la peor de las frustraciones. Su forma de actuar provoca sentimientos inversamente proporcionales: como la mayoría de las veces plantea futuros prometedores, provoca desesperación, angustia y frustración sobre el presente; si por el contrario, un oseque avisa sobre algún peligro, la seguridad del momento es bien preciada, un alivio; sin embargo como el ser humano es neci@ y curios@ por naturaleza, acabará por provocar aquello de lo que ha huido. Un oseque cumplirá entonces su función de crear caos.
La edad de un oseque es tan antigua como la razón, como la ambición, como el conflicto. Nadie tiene certeza de sus orígenes. Es el motivo de los enamoramientos, de las pasiones, del dulce sabor jugando en la lengua. El ingrediente principal de la melancolía. Verdugo, es el que se divierte a costa de nuestras manías. Se descifra como aquello nunca imaginado, por lo tanto suele ser indescriptible. Sin embargo permanece ahí como la única certeza. El eterno fugitivo.
Un oseque es aquello que no está pero nunca sobra. Un oseque es amorfo, y tan maleable que toma las características físicas, químicas, mágicas de quien lo invoca. De propiedades ampliamente flexibles, listo par satisfacer deseos, porque la función de un oseque es esa: descubrir la esencia de la eterna búsqueda humana. En ocasiones un oseque nos tira de la cama o nos jala las cobijas para comenzar a actuar. Está presente en la noches, escondido tras las cortinas; en la regadera, mientras nos quitamos el jabón de la cara; cuando hemos cerrado todas nuestras puertas y nos hemos dado cuenta que adentro se ha quedado algo; generalmente, está en las manos vacías.
Cuando se pensaba al ser humano como dueño de todos los avances tecnológicos, los grandes pasos artístico-culturales, el dominio de la ciencia para conseguir el saber, la política y la retórica como motores de complejos sistemas sociales, hemos pasado por alto la presencia de un oseque. Y no importa cuan tranquila, amorosa, pasional, aventurera, riesgosa, o demás sea la vida. Siempre hará falta un oseque en algún momento para volverla interesante.

Shhh!!

Existe, antes de comenzar a leer o a escribir cualquier página un inevitable silencio. El silencio se escucha, se escribe, se habla. El silencio habita en cualquier situación y si se definiera al silencio no habría mejor palabra: espacio. Libre de sonidos comunica. Suele acompañar las mejores charlas y ni qué decir sobre la música. Es expresivo e incluso un silencio puede dar sentidos diferentes a los mensajes. Tiene extensión, puede ser medido por el tiempo y viene encarnado en el tiempo con lo que se constituye en una entidad de dos dimensiones: sonido y duración.

Los silencios siguen siendo intrigantes, misteriosos. Su valor en la mayoría de las ocasiones depende de las palabras que lo anteceden. Al mismo tiempo un silencio da valor a los sonidos a su alrededor. Está entre nota y nota, palabra y palabra pero también entre las personas. Se puede hablar sobre varios tipos de silencios, porque como ya he dicho, ocupa cualquier espacio. Encontramos entonces que puede representar ausencia, expectativa, dramatismo, reflexión, mentira, tranquilidad...

Según su definición científica, el silencio es la ausencia de vibraciones en el medio material que nos rodea. En ese sentido tiene que ver con la temperatura: en el cero absoluto los átomos no están vibrando y todo está detenido en una sopa de partículas subatómicas. El silencio por lo tanto implica quietud y frío al mismo tiempo. En el silencio perfecto no hay movimiento, no hay vida.
Los silencios también han formado parte importante dentro de la historia del arte. Dentro del cine y teatro no debe olvidarse la carga dramática que tiene un silencio. En la literatura, los signos ortográficos marcan pausas, silencios para respirar y continuar. Incluso en las artes visuales como la pintura o escultura se dejan vacíos que inevitablemente invitan al silencio, el análisis de la obra. La buena música es la mezcla perfecta de sonidos y silencios. A veces el silencio constituye al arte mismo como en el caso de los Conciertos para Apagar que se basan en la escucha atenta del conjunto de los sonidos continuos existentes en un local durante el proceso de ir apagándolos paulatinamente y en función de su situación e intensidad, hasta llegar al máximo nivel de silencio posible.

Silencios históricos como cuenta el astronauta Buzz Aldrin, segundo hombre que puso el pie sobre la luna minutos después que Neil Armstrong, el 21 de julio de 1969. Aseguró que lo que sigue recordando con más pasión de aquellos momentos fue la magnífica desolación y el extraordinario silencio que le acompañaron durante su paseo por la superficie lunar. Sin duda, la luna calla.

No deben olvidarse algunas escenas sobre cierto famoso barco en el cine: tras hundirse por completo el "Titanic", se iban apagando los gritos y los gemidos en el silencio de la noche hasta quedar todo callado, hasta que nadie fue escuchado. El silencio de la noche implicaba angustia, horror, el abandono.

Sin embargo también existen silencios que unen. Por ejemplo Joanne Woodward, actriz de cine y esposa del famoso Paul Newman, con el que lleva casada unos cinco lustros, a la pregunta de cómo fue que su esposo la conquistó, Joanne respondió que no estaba con él precisamente por cuantas frases amorosas le pronunciaba. Lo que en realidad la dejó perdidamente enamorada del astro fue todo aquello que se callaba. Y siguen enamorados, de lo cual se desprende que una de las parejas más sólidas de Hollywood se mantiene por los silencios.

Podemos platicar también sobre el utópico Coctel Silencioso que consiste en una reunión social sin palabras, completamente muda. Una exploración como ejercicio dialéctico que perturba y a la vez se legitima en un mundo poblado por palabras. La negación de las reglas sociales, donde el silencio expresa y no se guarda.

Silencios que conviven en una realidad que parece negarlos, sin embargo este y otros (muchos otros) espacios dejan claro entonces que el silencio hará de todo, excepto callarse...

miércoles, 13 de junio de 2007

Y por qué la grieta??

¿De dónde nace una grieta?

Buena pregunta, aunque generalmente se hace a destiempo: justo cuando la grieta se ha apoderado de tu pared o amenaza con tirar el techo. La respuesta será la misma en este como en la mayoría de los casos: quien sabe. Esta nació igual, un día me desperté encontrándola en la pantalla. Ahí debía haber una o muchas historias. Tal vez no sólo quepan hormigas, sino infinidad de residuos. Seguramente yo vengo de una especie de grieta...

El nombre en cambio es un fusil. Se lo robé a cinco desvelados una noche sobre la mesa de madera que guarda nuestra ceniza. Originalmente fue para un proyecto que fue censurado antes de concretarse. Pero las grietas no desaparecen si no son selladas. Y aún así, se mantienen bajo el yeso con la firme intención de profundizar (en las paredes, en la piel, en los momentos).

A veces las grietas suelen ser incomprensibles, duelen, se quejan, denuncian, gritan, muestran, se burlan, bailan, sonrien, amenazan... o prometen.