lunes, 29 de octubre de 2007

Dos almohadas, tres cobertores, un edredón, Teo, Monina, Emilio y Evoe más veintitantos muñecos de peluche que ocupan su espacio dentro del mio, un monstruo azul que amenaza con seguir comiéndose mis cosas (las galletas ya no le son suficientes), el baúl al lado de la cama, el celular con la alarma a las 6, la agenda, el libro, la pluma y su libreta, el fantasma que llega a jalarme los sueños cada noche, los dulces sueños...
Después de tanto tiempo volví a dar un paseo sola... Y no me pasó nada.
¿Por qué resulta tan difícil a veces?

jueves, 25 de octubre de 2007

Días:
Deliciosos, nublados, obsesivos, feliz (hace un tiempo, muy feliz) abrazablemente fríos....

martes, 23 de octubre de 2007

Tas viendo y no ves...


La neta wey, nosotras no podemos tener una vida tranquila... (Dory, 2007)

domingo, 21 de octubre de 2007

Katy la Oruga


Mi vida ha girado en torno a preguntas, una tras otra... siempre con ganas de otros lugares, otros ambientes, otras personas...


Hoy encontré una respuesta de tantas, es cuestión de volver al origen (joder, lo sospechaba). Regreso entonces a Portales al departamento, a los sillones café, al tapiz de las paredes, a un acetato verde que mamá compró y nunca pensó que veintitantos años más tarde siguiera tocando para mi. ¿Qué sigue ahora? Aprender a volar...

jueves, 18 de octubre de 2007

Shhhh que nadie sepa lo que estoy pensando:

(incluso a mi me resulta difícil)

viernes, 12 de octubre de 2007

Contaminados...

Las botellas de ron circulan por la única mesa en el salón donde “sólo se admite personal autorizado”. Al fondo: una mesa, varias sillas, mochilas las suficientes, alguna guitarra, vasos, hielo, refrescos y el vino (no puede faltar). Al fondo la ventana cubierta por una reja, el letrero es claro “favor de no alimentar a los cantautores, gracias…”. Llevan así desde que empezó el encuentro, justo en el momento cuando llegaron los primeros, cuando organizaron los últimos detalles. “Estos son peores que los rockeros” dice Luis riéndose, sus ojos se vuelven más pequeños. “Estoy rodeado de crudos, por alguna razón olvidamos pedirle patrocinio a alkazeltzer” (¡Jaja! Ahora sí me van a crucificar con todo y periódico).
“Pobre del Tigre, porque el encuentro dura dos semanas y aquí uno permanece hasta un mes” y se quedan cortos. Se han vuelto parte del centro de la ciudad, de las interminables noches con pan. Su día empieza a las 8 de la mañana cuando el desafortunado es elegido para hacer promoción. Ir de un lado para otro, platicar, tocar, regresar a dormir a las 2 de la tarde para comenzar de nuevo en la noche. Es parte del encanto, se enamoran de las trampas de Morelia, de la ciudad de la cantera, de la gente siempre amable en cada visita, del agua de horchata con fresa y por supuesto se van inspirados, muchos con historias entre las cuerdas, todos con la noche bajo la mirada.
“Aquí venimos a divertirnos…” esa es la consigna. ¡Vaya que la han llevado a cabo! La mayoría (si no es que todos) coinciden que les ha ido bien, las noches han estado llenas, la gente los ha disfrutado (en el sentido más sensual de la palabra). Brindan antes y después de cada concierto por su amistad, porque los objetivos se han cumplido con éxito: están contaminados de sus letras, de los acordes, de las horas donde el sueño se declara ausente. Aun no se han vuelto locos, eso ya es ganancia.
Son una especie de cofradía. El Tigre los organiza, Genaro y Luis los desorganizan. No dejan cabos sueltos, han estado puntuales aún a pesar de los contratiempos: una laptop, un juego de fotografía robados, la puerta del baño tirada, un celular perdido y tal vez uno u otro deshidratado. Nada que no puedan soportar. Quien lleva la batuta es Fátima que ahora no solo los regaña sino también está al pendiente de ellos, sus discos, su comida, simplemente la adoran (¿alguien recuerda el “te queremos Fátima”?). Es su hermana mayor y la del carácter, en ella se apoyan porque saben que sin su presencia tal vez esto ya se hubiera evaporado.
Sólo es cuestión de días para que todo termine, cada uno regrese a casa, a su no rutina, a otras ciudades donde los espera otro público. No sólo se limitan al espectáculo, sino a fortalecer sus lazos. Me dejaron ser testigo de estos momentos, de sus miradas, de su música y sus silencios. Han prometido volver “porque como el encuentro no hay nada igual”.

martes, 9 de octubre de 2007

¿Ahora como le hago para detener el miedo, la desconfianza, el eterno sentimiento de culpabilidad? Egoísta, egoísta, egoísta...

viernes, 5 de octubre de 2007

contaminarse...

Ese fue el trato: contaminarse, en el buen sentido (lo dijo “el tigre” desde que le preguntaron cuál era la finalidad de tanto trabajo). Se rieron cuando mencionaron si era cuestión de ganancias “dinero no deja, al contrario, pero se puede convivir con los músicos, conocer y mostrar nuestro trabajo (…) de aquí salen muchas amistades.” En el fondo les gustan las cámaras, las fotos, pero sobre todo les gusta saberse escuchados.
“En Morelia es el único lugar donde se hace un evento tan grande, de tal magnitud”. Alejandro no quiso pecar de falsa modestia cuando aseguró “es la capital de los cantautores” y nadie nos atrevimos a contradecirlo, cierto es, las canteras resultan inspiradoras para much@s. Fueron declaraciones precisas, troveros, rockeros, poetas, todos locos, todos parranderos y trasnochadores. Todos “abusan del ron y la memoria”, porque son inquietos, porque buscan no sólo hacer poesía sino volverse poesía, es su común denominador. “¿A qué le escriben? A todo, nosotros escribimos de la realidad”.
Cuando llegué a donde se lleva a cabo el encuentro de cantautores, Fátima se moría de la preocupación, mentaba madres mientras trataba de organizar el sobrecupo del lugar, nunca esperaron tal respuesta (quienes sobreocupamos, tampoco). Llegaba cada minuto más gente, todos con la firme intención de robarse alguna reservación si no habían tenido la precaución de hacerla. Nadie podía perderse tal concierto, esperado por un año. Ella peleaba, se preocupaba, intentaba respirar, mientras Luis cínicamente le ofrecía un abrazo de tranquilidad. “Te queremos” “Yo también los quiero, pero me hacen enca%&#$@¬!”.
“Yo ya no me estreso, estoy acostumbrado a esto” me decía con la copa en mano, burlándose de la improvisada bocina atorada con servilletas en un intento de pedestal.
Adrián Gil fue el primer cómplice-partícipe de aquella noche (más las futuras), con sus letras, su música y sus anécdotas. Su romanticismo, sus canciones tristes porque cuando está feliz no se dedica precisamente a escribir. Insistió en la rebeldía mas no la terquedad. La libertad brindada por la literatura para quitarse la anestesia de lo cotidiano. Le siguieron los neurochoros de Genaro, un hombre lindo, abrazable, con dedos largos justo para acariciar el papel. Su forma de expresarse lo vuelve amoroso, su sonrisa es tan sencilla tan transparente, de esa gente sin complicaciones ni ganas de tenerlas. Simplemente fue él
Una hora después subió al escenario Edgar, esperado por un público en su mayoría joven. “Seguramente se tardó porque ahorita va a llegar con los tubos puestos…”. Tan emocionante como siempre “Y volver a perdernos…” el público no dejaba de corear, ni siquiera cuando tocaba los temas de su disco actual (que no tiene ni dos meses de haberse presentado). La gente parecía contenta con él y viceversa, a tal grado que la velada se alargó. Subió Genaro nuevamente, la mancuerna perfecta. Luego Yuri prometiendo volver en estas fechas. Me parece increíble como alguien puede retratar tan bien los sentimientos, mejor aún: hacer sentir cosas parecidas a más de 70 personas. Gracias por darle sentido a nuestra nostalgia, nuestro llanto, nuestra desesperación, nuestras sonrisas, nuestros días con sol. La noche terminó con varios suspiros, aplausos, emociones, muchas fotos. Sólo por esa noche, porque esto apenas va empezando….

martes, 2 de octubre de 2007

Hay un clima extraño, no hay nubes, el día está soleado pero no hace calor. Pareciera que el día está tramando algo... ¿O será sólo parte de mi paranoia?

No se olvida....

porque volar sin quererlo no es agradable
porque escuchar entre sueños los sollozos de mi padre me ha perseguido todas las noches durante un año
porque nunca imaginé cuánto se me podía antojar una Coca
porque el dolor de espalda es crónico a mis 25
porque cada vez que llueve recuerdo
porque durante las noches, su mano sostuvo la mía mientras se preguntaba cómo iba a lograr salir de ésta
por su beso en la frente
por el ángel de mi guarda
porque me he prometido devolver el favor
por las noventa y tantas visitas en el hospital
por quienes se preocuparon
por las oraciones, las veladoras prendidas
por las flores, los kilos de fruta
por las lágrimas de mi hermano convertidas en gritos
por los primeros pasos de mamá
por los restos del auto que aún guardo en el baúl
porque al igual que los árboles, testigos de la sangre de aquella tarde, mi cuerpo decidió guardar la historia en piel
porque un accidente es sólo eso
porque morir no se siente nada, cuando una está dormida...



porque todo fue como debió haber sido,
porque a un año, nosotros estamos donde debemos estar